Para serte sincero,
me pierdo mirándole los
segundos al reloj.
Me desvelo esperando que
el teléfono vibre... y
quizá estas sombras
que olvidaste llevar
acarician la espalda,
y duermen con sus
anécdotas.
La verdad, te odio
incansablemente,
he lavado como verdugo
cada trozo de mi memoria,
esperando
no volverte a sentir.
En realidad, intercambio suspiros
con tus fotografías,
y todavía algunas las puedes encontrar
bajo la cama,
un rompecabezas
que el corazón
no ha podido reparar.
Quiero olvidarte y te
he prometido hacerlo,
no volveré a tirar
piedras a la ventana
de tus besos.
En verdad ya no quiero verte
en mis cafés, me gustaría dejar de
sentir tu aroma en mis brazos.
Estoy cansado de esperarte,
solo, me duele mi sombra sola que
te ha necesitado a cada paso,
y te odio por eso,
por necesitarte todo el tiempo,
por buscarte en cada hueco
de mis labios,
sin esperanza insisto,
no podré llenarlo.
He perdido todo, y por eso te quiero,
mis caricias no hablan de ti, y han
comenzado ha olvidar la piel de tus risas,
a dónde irán los besos y el amor cuando
se acaba.
Dónde mueren los barcos sin puerto,
naufragando con el pecho lleno de amor
y con los brazos en otra persona,
serás de otro,
otros besos,
otras promesas...
Quiero serte sincero,
y sí te quiero, aunque no quieras,
sin que te des cuenta,
y sólo seamos tu y yo, o sólo yo,
sin tu permiso,
no te despedidas infinitamente,
y sí te odio, aunque no quieras,
y te das cuenta,
y sólo seamos tu y yo, o sólo yo,
con tu permiso,
no regreses.
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