Tendrá cruzadas las piernas,
al filo de la mesa, con su dedo índice
delineando la copa vacía. Disfrutara
verte arrastrando, ansioso con los nudillos
todavía escandalizados por la sangre,
podrá morderse los labios mientras tú,
de bruces con la sombra agotada de ruinas
prestadas, la carcomes con la mirada,
“tendrá tus ojos”, tendrá tus manos.
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