Crisol de LujuriaA Daniela M., con
diamantes en la boca...
Marfil blanco en la nariz de
los zapatos,
en el giro del cuello
un silencio se ha roto
en tu nuca,
un rechinido de cristales
viejos de mentiras,
como el orgasmo de la noche,
ahora sin ti
y sin tu cuerpo.
Mientras giran las estaciones,
tu y yo botando al fuego
la risa de la vida,
yo perdido por tu sexo
y tu por las calles,
ahora que las palabras
se mudaron y despidieron
de los amores petrificados,
los nocturnos nos han quemado
y asesinado en la boca
de la cama por las mañanas,
te he perdido nuevamente hoy
con cenizas en los ojos.
Salgo a la noche
y disparo tu sangre
en mis pasos,
desnuda tu espalda se ha
marchitado con el aliento,
y en tus ardientes siluetas
se arrodillaron los versos
que exhalan los muertos.
Si, yo he naufragado
por tu sabor,
y quizá lo encuentre en el
alcohol de tus bocas,
en la sombra de las olas,
en la espuma de la noche,
pero tu mi amor
te has enmudecido
y yo he perdido mi patria.
Si, hemos abandonado
el frenético dolor
de los amantes,
el argumento
de las piedras,
el canto
de las paredes,
el amor del otoño
por las tardes secas
y sin querer
también he muerto
en las hendiduras
de mi mismo,
en los rostros
de cada día,
y en el paladar
de mi pecho.
Ahora que soy
un proscrito de
tus piernas dislocadas
por tu vacíos,
soy también rescatado
por los senos
de tus fantasmas,
por los labios
de las luciérnagas
en la plaza,
por el sexo de las cantinas
moribundas
menos muertas
que esta habitación.
Mientras te suicidan
con ráfagas de lujuria
mis demonios,
las guerras del crisol
contra la luna me han
despedazado la mitad
de lo que te extraño.
Mi Amor; ¿qué fue más
fuerte que nosotros?,
mi Amor; ¿a dónde se
exiliaron nuestros besos?
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.
