A veces sueño a un hombre y a una mujer
que se cansan de recorrer las calles,
que buscan las mismas sombras de los
semáforos la esperanza, como un barullo
que ha muerto al salir las estrellas, y entre
la humedad de las miradas se perdió el ardor
de las despedidas, cuando se marchitaron
las caricias nos quedó el amor en la cartera.
Cuando cerré los ojos, desperté.
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