Por las noches el sol
secaba huesos;
tus manos reconocían
mis labios,
(mi minotauro
confundía tu piel
tersa de deseo.
En tus senos vive
Teseo esperándome
siempre
para después
asesinarme
sobre la misma cama
que tanta sangre he derramado
mientras te lloraba.
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