El amor no vive en el fondo de ningún mar,
en ninguna caricia,
si acaso en dos o tres chicas de labios despintados
con sus mil nombres, tal vez la barra del bar recuerde y extrañe
las lagrimas de cada noche precipitada a perdernos
sin conocernos,
el amor no es una rosa destina a secarse en las manos,
ni las falsas promesas que sostienen las estrellas,
después de todo,
el amor sabe frío, a despertar a media noche abatido
y vencido por la búsqueda...
Amar es un circo de pulgas en un corazón
sin nombre.
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