HAY NOCHES, confieso, que todas son el mismo
puño de lagrimas, que al sostenerse arrancan
sus alas, que sin sentirlo, la piel de las calles
cambian su tono; y eso no es todo, algunas noches,
no todas, las caricias brillan y persiguen el mismo
espacio vacío donde dormías, y las otras, las de cada
menguante, crueles, no reparan en dejarte vivir sin mi.
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