Duelo
Con falsas armas mi enemigo
intenta asesinarme, quiere mis
labios congelados, desea el aliento
de mi pecho en su espada;
Que adversario funesto y que grande
el olvido con el que me abraza,
desea exiliar mi corazón, y
a sido generoso en regalarme
las soledades de su alma.
Apenas amanecía cuando mi enemigo
tropezaba entre sombras y piedras
dormidas, arrastrando su espada,
dibujando hilos de mi sangre,
por una herida cobarde
que jamás mi pecho, logró sanar.
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