El secreto de amarte siempre es tocar tu
espalda con mis palabras y que mi aliento
ha encontrado entre tus piernas todas las
rutas desde los pies hasta tu cuello,
abandonándome siempre en tu boca. Está
noche olvidé mis fantasmas entre tus pechos.
Como un caracol que se había dormido en la
sombra de una estrella de mar, o tal vez con
los labios de una silueta que después de la
media noche, los únicos enamorados se arrancan
el corazón con los ojos, se despiden con las miradas
y se encuentran con el pecho vacío, quizá un suspiro
define perfectamente el amor de los abandonados
Te espero, con estas manos que se
han cansado de besar tus sombras..
A veces sueño a un hombre y a una mujer
que se cansan de recorrer las calles,
que buscan las mismas sombras de los
semáforos la esperanza, como un barullo
que ha muerto al salir las estrellas, y entre
la humedad de las miradas se perdió el ardor
de las despedidas, cuando se marchitaron
las caricias nos quedó el amor en la cartera.
Cuando cerré los ojos, desperté.
Supongo que así comienzan las despedidas,
uno de los dos mirando la espalda del recuerdo,
y el otro secándole las lágrimas al destino.
Después de una mala noche,
nos queda la esperanza que al día siguiente
el olvido perdone nuestra insistencia.
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