Se aceptan cartas y despedidas,
reparación de promesas rotas y
rellenamos cartuchos de corazones,
por cierto, se hacen poemas a domicilio.
Concierto en silencio,
despidiendo versos a las calles,
viendo como te marchas en tus descansos,
entiendo que nuestro presente es un pasajero
más en esta ruta,
cuyo futuro espero cada mañana
y lo consumo cuando te pierdo de vista.
No hay duda que dios perdió
sus pinceles de placer en tu boca.
Donde quiera que camino,
pronuncio tu nombre y levanto
monumentos a tus recuerdos,
llevo en mis pies los rostros de
mis muertos, cansado,
le desprendo a mi piel tus promesas.
Disfruto lo días menos cortos
que los anteriores,
los que acarician sus pasos,
octubre sobre las calles,
entre las avenidas una despedida
a todos los destinos pasajeros
del mismo sorbo de café,
su rutina de dormirse en
las estaciones y los besos
de cada noche,
esos días que no vuelven
con una rosa clavada en
sus brazos,
y vuelan entre mis
demonios y mis pasos.
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