Ceniza ámbar y figura descompuesta
de un pecho ardiente de nocturnos.
Sucede mi sangre a un perfume que piensa en usted.
Para ser desventura
un inconsolable rostro,
espero
lamentando
un olvido
descansa tarde,
contigo la insabora luna
disfraza mis manos
exiliadas de ti,
de tu piel,
de afecto,
que discutes en silencio,
ruedan noches.
Cómo una mano dormita entre un aliento vago,
y una despedida sola, que no recuerda a ninguno
de los dos, era tan nuestro y casi nada.
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