Duelo
Con falsas armas mi enemigo
intenta asesinarme, quiere mis
labios congelados, desea el aliento
de mi pecho en su espada;
Que adversario funesto y que grande
el olvido con el que me abraza,
desea exiliar mi corazón, y
a sido generoso en regalarme
las soledades de su alma.
Apenas amanecía cuando mi enemigo
tropezaba entre sombras y piedras
dormidas, arrastrando su espada,
dibujando hilos de mi sangre,
por una herida cobarde
que jamás mi pecho, logró sanar.
Encadenada
Cada caricia, lleva a otra,
a ciegas, lenta, desesperada,
miedosa, triste, sola,
cada tanto titubea,
ninguna se nombra,
ríe, llora, vuela y canta, llora.
Suena latidamente,
arranca alfileres de noche,
desvaría, sonríe y llora,
timbra, tutea, lastima y llora,
se ocupa, se sueña y se abandona,
algunas noches titubean,
se aman y odian.
Arrancan la carne, lanzan fuego,
exigen, necesitan, se van
desoladas, yendo con las manos vacías,
y marchitas por lagrimas.
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.