Hay ciudades que no duermen, no la mía, no la tuya; hay mundos que giran enseguida del nuestro, -¿los conocemos?, tal vez-; hay corazones solitarios que buscan el nombre de su dueño, corazones jóvenes, de colegio, corazones maduros, en espera, desesperados y muchos más pacientes: sólo soñamos.

Hay cielos que no oscurecen, de noche lentamente se coloran de naranja calido, de noche la luz de la ciudad choca con las estrellas y se regresa, de noche ocurre lo maravilloso de amarte, de buscarte a tientas y encontrar tu mano esperando la mía, encontrar tus labios que ya buscaban los míos.

De día caen más estrellas fugaces, de día ocurre que las ciudades duermen, ocurre que te amo más, porque de día eres el pensamiento que busco y encuentro; y de noche no te amo menos, pero sucede que de noche te encuentro hermosa, brillante y mía; con miedo a dormir, con miedo a cerrar mis ojos en un parpadeo, sucede que de noche no quiero dormir sin amarte.

La vida cuando se va, se marcha en trozos; en los próximos días primero el aroma; hasta no sentir su perfume y no dejar ir el último suspiro, hasta entonces se habrá ido. Si no recuerdas las rosas, la recamara terminara guardada en una caja, en cartas dedicadas, en servilletas olvidadas. Cuando la vida se va, no se va completamente, se va yendo todos los días, se está yendo cada minuto.

Después lentamente la voz tristemente se confundirá con una nueva, el rostro vivirá en nuestra memoria, dos meses más y su risa nos caerá como rayo si algún día la escuchamos en una sombra. Los que mueren no son los que se van y nos dejan, somos nosotros los que los dejamos ir en nuestra rutina, ellos quietamente nos esperan en el mismo lugar, nosotros somos los que lentamente olvidamos recordar.

Un día te darás cuenta que sólo en estos casos existe una acepción en la definición amor como sentimiento; porque cuando la vida se va, el amor se va con esa persona y nos deja su recuerdo; tres semanas después del ultimo te amo, el recuerdo se vuelve eterno y desde la orilla de nuestro pensamiento, muy despacio va despidiéndose, entre quedándose y escapando, lentamente yendo y regresando.

Jamás van a dejarnos; somos nosotros los que olvidamos.

Hay fantasmas que conducen trenes nocturnos, cruzando pueblos sin nombre; viajando entre monedas de plata con lluvia, que caen mientras reflejan nuestro rostro ir en una mirada pérdida buscando respuestas. Miradas opacas, serias y nostálgicas, quizás amanece mientras te estoy amando, quizás está noche no sea suficiente para decirte cuanto te amo.

La lluvia lentamente comienza a ceder; es muy tarde en la estación, el viaje es muy cansado. Nadie habla, nadie quiere conocer el nombre que los acompaña, unos tristes y otros dormidos; se confunde la noche con los túneles infinitos, extraño las constelaciones, extraño tus labios, olvido lentamente los laberintos de concreto, no recuerdo si voy de ida o regreso.

Si has llorado, si es verdad que amas el rojo, si es cierto que despiertas con mi voz, y quieres vivir conmigo esté viaje sin destino y sin amanecer; entonces acompáñame, pero, si tu corazón se detiene cuando te hablo, y es verdad que corres cuando te llamo, y que esperas cada segundo cuando te hablo, entonces aguarda: mira cuanto te extraño, mira todo el camino que he recorrido, voy por ti. No duermas, voy en camino. Te amo.

Hoy quiero verte todo el tiempo, existo en una mirada, existo en tu corazón, no mires, no dejes que robe en tus ojos las noches. No quiero saber si a fuera está lloviendo, he visto en tu pecho mi corazón, en un reflejo tu mirada se escribe, he sentido el amor que me das en una sonrisa, no en mi mundo, no en mi vida.

A fuera quizás llueve o lentamente se está secando el verano, entiendo que mi imaginación me lleva de la mano, entiendo que tu corazón late muy cerca del mió, quiero mirarte otra vez, quiero que vuelva a ser noche, se que eres tu la persona que viene todos los días, se que estas aquí porque mi memoria te reconoce.

Eres tu la persona que amo, mi corazón lo sabe, yo lo sé, por ti laten las estrellas, por ti se la diferencia entre mañana y ayer, te amo, lo sé, todos lo saben.

Me quedo con los secretos está noche y las que no saben si vendrán, esta noche intento no pensar en los cerrojos, no quiero pensar que la luna se va ir desgastando con el sol, no quiero saber si la luz de las nubes existen al otro lado del mundo, en Greenwich la hora es siempre cero, el verano de Holanda siempre atardecerá después de las once, quiero quedarme hoy, quiero decirte te quiero, quiero escuchar como las ventanas lentamente se van cerrando al sonido de la lluvia.

Quiero está noche, y quiero que me escuches;
quiero acercarme a ti, y quiero que sientas que te amo,
quiero esta noche, quiero sentir tu perfume en mis labios,
quiero sentir tu corazón, quiero no dejar de extrañarte.

Quiero darme la oportunidad de pensar en ti, de sentirme enamorado por tus besos, de amar todo lo que haces en mí, quiero seguir escuchando esa canción cuando amanece, esa música que exhalas en tus suspiros, quiero escuchar como delicadamente abres los ojos, y ser yo el primero en verte nacer, por eso vivo a la orilla de la vida, arriba de las montañas, me quedo está noche con tus besos, mañana cuando despiertes, me quedo con tus secretos.

Cuando miro tus ojos, no veo los míos, no veo mi rostro; cuando te beso, no siento tus labios, no siento tu respiración agitarse y convertirse en suspiro; cuanto te abrazo no siento miedo, no siento mi corazón latir, cuando estas conmigo no siento frió, no siento mis manos, no siento calor, no siento el viento.

Cuando miro tus ojos veo todo lo que amo, veo una sonrisa, veo tus sueños; cuando me besas, siento que mi corazón se detiene, me siento seguro y me siento débil; después me abrazas y siento frió, siento calor. Una tarde se convirtió el sol en roca, las nubes comenzaban lentamente a llenar el cielo, lentamente la noche parecía mía y yo tuyo, he visto los rayos a lo lejos, he sentido la lluvia llegar desde el horizonte. Está tarde, deja que el viento pasé, deja que la lluvia venga por mi.

Recuerdo que en diciembre a puerta cerrada y ventana cubierta, dentro de mi casa todavía mi aliento se convertía en nube, en niebla; y en verano, mi preciosa, el verano siempre será tuyo, porque noches como hoy no duermo, no quiero sentirme sin un beso tuyo, no quiero sentirme sin tus abrazos, una tarde el sol se oculto entre las nubes y yo lentamente comencé a extrañarte.